lunes, 22 de febrero de 2010

No es el caso que p

A veces, lo que sale de su cuerpo es azul
A veces, “no es el caso que p”

Y si la luna no muriera a cada segundo,
Yo podría decir que su boca cura todas mis heridas, y mueve al mundo
Pero, “no es el caso que p”

Los pájaros envidian la melodía de su voz
Que endulza los mediodías como el sol dorado de las tardes de verano

Y las flores envidian su piel, que es como un manto para los indefensos,
Y para todos aquellos a quienes el mundo ha dejado la piel dura y rasposa
Pero “no es el caso que p”

Sus ojos podrían ser un refugio contra la oscuridad (y los fantasmas grises y rojo sangre)
Suaves, poderosos como el zumbido de una abeja
O las líneas de los tigres
Pero, “no es el caso que p”

A veces se asfixian las margaritas, y el sol canta tangos
Todo se deshace en los dedos como pajaritos de papel mashé o árboles de miga de pan
(“necesariamente p”)

Y cada vez que llueve, cada gota de lluvia es una luna en miniatura
Plateada… fría… indestructible…
(“p y solo p”)

A veces las abejas ven borroso
Tienen miedo y no cazan, ni hacen su miel
Tienen miedo de unos dioses gigantes que modifican la naturaleza a su antojo

Saquean sus colmenas, imponiéndoles tributos por existir y estar vivas
Y pueden matarlas (si así lo desean), de considerarlas innecesarias
(“p. Luego, p”)

No obstante, si uno nadara en los mares de sus cabellos,
Probablemente encontrara esa luz dorada,
Hija del sol (que “se le parece”, pero que claramente “no es”),
Que con tanto empeño buscan los budistas

O uno podría perderse en la selva de sus caricias, miradas y pasión…
Y encontrarse con que cada árbol es fuego de Marte disfrazado
Y cada lago es caramelo de flan
Pero “no es el caso que p”

Uno le diría, entonces, las cosas más dulces al oído
Sin pedir tributo, contento solamente de ver dibujarse una sonrisa
En sus labios de frambuesa
Y en sus ojos
Y se desprendería de todos sus bienes materiales, quedando desnudo en el mundo…

Deseando que eso fuese suficiente para que ella lo abrase y no deje de abrasarlo eternamente
Como a un osito de felpa
Y que su abraso alcance para extinguir al frío
(pero “no es el caso que p”)

p y no-p